Este BLOG llegó a su fin coincidiendo con mi jubilación como profesor. No va a desaparecer, y quedará disponible para posibles consultas, pero ya no crecerá más, con la salvedad de algún retoque o modificación pendiente en alguna entrada pasada.
Si las circunstancias que rodean al mundo educativo fueran más razonables para el profesorado puede que no hubiera dado este paso y, por el contrario, hubiera seguido con las clases algunos años más. Pero no puede ser. No comparto ni la falta de rigor en la enseñanza ni el papel de animador social que parece destinado a desempeñar el profesorado actualmente.
Por mi parte, he procurado ser entusiasta, motivante y cercano al alumnado. No he huido de la innovación -y buena muestra de ello son el propio blog y sus contenidos-; he sido incluso premiado por instancias educativas de renombre; he utilizado diversas formas y técnicas de enseñanza, a veces muy distanciadas de la tradicional exposición directiva centrada en el profesor; he utilizado los métodos de indagación centrados en el alumno; he utilizado el método de proyectos, la enseñanza recíproca y el método puzzle; he proyectado películas (en color, en blanco y negro e, incluso, mudas) y procedido a su análisis con el alumnado; he salido del centro para emprender excursiones con contenido educativo y tareas asociadas; he montado exposiciones, jornadas y congresos con el alumnado y mis compañeros profesores; he llevado a mis alumnos a interesantes conferencias elegidas para ellos; he escrito libros sobre materias de formación deportiva para los que no había manuales, para facilitar el aprendizaje de los alumnos y, posteriormente, he analizado con ellos su utilidad; he publicado artículos sobre Educación Física y sobre Deporte; he confeccionado guías para las clases de Educación Física, para la asignación de tareas o para la enseñanza en circuito; he elaborado apuntes de Educación Física para Secundaria y Bachillerato, practicamente, desde el inicio de mi carrera profesional, y lo seguí haciendo con otros compañeros en los últimos años; no ha habido, en treinta y tres años de profesión, uno solo que no haya variado, modificado o adaptado las diversas programaciones didácticas de las materias que me tocó impartir aquel curso, en aras de su mejora (y no me refiero, y lo saben quienes me conocen, a cambiar la fecha de la portada de las programaciones).
Tras presumir de lo anterior, y es evidente que lo estoy haciendo y que no me importa lo más mínimo ahora, cuando ya todo está hecho pero no dicho, no me queda otra cosa que desearle mucha suerte a quienes aún permanecen en la profesión anhelando la jubilación de la que ahora disfruto. Me marcho en plena vorágine de un último cambio pedagógico con la implantación de las competencias específicas, las competencias clave, los estándares de aprendizaje, las rúbricas y las situaciones de aprendizaje. Otro giro de tuerca en el tornillo equivocado (el tornillo de los adornos), y no en los tornillos de aguante. Sustituyen a vocablos como objetivos específicos, objetivos operativos o criterios de calificación de los instrumentos de evaluación y sus correspondientes escalas, al igual que lo conceptual, lo procedimental y lo actitudinal, sustituyeron en mi área hace años a lo cognitivo, lo psicomotriz y lo afectivo. La Neolengua no es el camino, sino la cartelería insufrible del camino que, no olviden, tiene una meta. Y no se subyuguen con el "aprender a aprender", engañosa e infumable jerga más propia de alucinantes viajes con alucinantes fumables.
Todo esto nos ha llevado a una triste realidad. Cuando en mis últimos meses de trabajo en el ámbito de la Formación Profesional de Actividades Físicas, de Grado Superior, intentando explicar lo que es la Introducción de un documento de trabajo (una programación de actividades físicas recreativas), le solicité a mi grupo de alumnos que llevaran a la clase un libro cualquiera de los que tuvieran en su casa, comprobando antes que el libro elegido incluyera un prólogo (para hacer paralelismos con la Introducción que debían aprender), el resultado fue que de treinta alumnos sólo dos aparecieron con un libro. Uno llevó un cómic del Quijote (lógicamente, sin prólogo). Otro llevó una novela cuyo primer capítulo fue titulado por su autor como prólogo, lo cual, suele ser frecuente en la literatura. Tuve que aclararlo y ya se ve que no fue muy buena idea mi estrategia para acceder al contenido de la Introducción. Pero lo más lamentable y deprimente no sólo fue que los otros veintiocho no llevaran el libro, sino el vacío cultural en el que constaté que vivían cuando me contestaron que no había libros en sus casas. No tenían ni libros electrónicos ni de ningún tipo. Claro que, ya podía haber estado yo más al tanto de esta situación un mes antes, cuando les pregunté a la vuelta de las vacaciones de Navidad sobre lo que les habían regalado los Reyes Magos. Sus regalos eran teléfonos móviles, tablets, ropa, zapatillas de deporte, equipaciones deportivas, etc. Un alumno dijo que le habían regalado un libro; y al mismo tiempo que yo me interesaba por su título (era la novela que llevó un mes después cuando les pedí un libro con prólogo), hubo risas entre sus compañeros y pregunté por el motivo de las mismas; por toda respuesta recibí ésta: "es un regalo de pobres". Felicito a los políticos que no nos dejaron enseñar con más exigencia. Este es el resultado. Y lo ilustro con esta viñeta del gran Chumy Chúmez:
Saludo desde aquí a aquellos alumnos que consideran que fueron afortunados por conocerme y beneficiarse de mi proceder. Del resto sólo digo lo de siempre: aprended a leer y repasad lo dicho arriba.
El estudio y el aprendizaje requieren rigor y fastidio, al menos, al principio. Si aceptas eso, el resto es fascinante pues disfrutas del conocimiento. Me despido, que tengo muchas otras cosas que aprender y que hacer (por ejemplo, escribir libros como el siguiente).
536 páginas
Relato
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